«Yo me sané a través de la Fundación»

Yo siento que a través de la Fundación no sólo ayudamos a los demás, en lo personal, yo me sané a través de la Fundación, porque cuidar a un niño enfermo y perderlo a sus 3 años y medio de vida provoca un impacto muy profundo, y ver esta experiencia ahora, 33 años después, es muy bonito, y darse cuenta que ha sido una ayuda enorme, si no es muy difícil recuperarse», expresó la Dra. Marcela Zubieta, Presidenta de Fundación Nuestros Hijos en uno de los varios momentos intensos y emotivos que tuvo el diálogo online con la actriz Paulina Urrutia, esposa y cuidadora del periodista Augusto Góngora quien desde hace 7 años padece de Alzheimer.

El diálogo, parte del ciclo «Encuentros» de El Mercurio, comenzó con algunas cifras para entender el rol de las y los cuidador@s. El 86% de ell@s son mujeres, y la cifra se eleva a 90% en el caso de las ciudadoras de niños con cáncer, citó la Dra. Marcela Zubieta. «Las consecuencias que tienen las enfermedades de los pacientes en el cuidador son muy profundas y merecen ser abordadas, por eso tenemos que cuidar a las cuidadoras», añadió la presidenta de Fundación Nuestros Hijos.

Por su parte, Paulina Urrutia, actriz, académica y ex presidenta del Consejo Nacional de la Culturas y las Artes, narró su experiencia como cuidadora de su segundo esposo, el periodista Augusto Góngora, quien hace 8 años fue diagnosticado con Alzheimer.

«Este tipo de enfermedades es imposible enfrentarlas solas»

La actriz relató lo extenuante que ha sido por momentos el proceso de cuidar a un ser querido que depende totalmente de ella, y citó que ha sido fundamental el recibir las herramientas adecuadas para cuidar, pero también para cuidarse ella. Tras iniciar el proceso de enfermedad de su marido en el sistema privado de salud, unas de las primeras cosas que hizo fue cambiarse al sistema público (FONASA). «El cambio del sistema privado al público ha sido bello, porque ha significado un cambio de conciencia. Volver a la verdera esencia de la salud tratando de ver al paciente de manera integral. Hemos estado con el acompañamiento de un equipo integral de atención domiciliaria de salud mental, espectacular, con psicólogos, kinesiólogos, enfemeras, médicos, que nos visitan para cuidarlo a él, pero también para cuidar al entorno familiar, a quienes nos hacemos cargo de las personas que padecen la enfermedad. Yo recibo atención de salud mental a través de la Unidad de Memoria, pero son sólo 4 en el país, y tienen que crearse más de estas unidades, porque las cuidadoras requerimos muchas herramientas para abordar la enfermedad de un ser querido porque el proceso es muy largo», contó Paulina.

Estoy perdiendo a mi marido

En el caso de las enfermedades crónicas y terminales, los cuidadores suelen enfrenatr procesos muy largos, que solo acaban con la muerte de la persona a quien se cuida. «En mi caso personal con mi marido siento que hemos vivido un duelo tras otro, porque me doy cuenta que lo estoy perdiendo de a poco, y es muy doloroso», relató Paulina.

«¿A quién echo de menos? ¿a mi pega?, Sí, pero a quien más extraño es a mi marido, a mi hombre, a mi compañero… Yo no lloraba por mis hijos, pero es importante que un hijo vea llorar a su mamá, que vea su fragilidad, su naturaleza, porque es la vida y nos ayuda a comunicarnos, conectarnos y entendernos», dijo en otro momentos del diálogo.

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